viernes, 28 de junio de 2013

Discos: “Ramito de Albahaca” (Sueñeros, 2011)

En su tercer disco, el cuarteto folklórico repasa cuecas, vals, vidalas, milongas, chamamés y otros estilos típicos del repertorio regional con un toque de originalidad, creatividad y delicadeza en cada nota. 

Por Laura Cabrera


Buenos Aires, junio 24 (Agencia NaN 2013).- Animársele a los clásicos del cancionero  latinoamericano no es tarea fácil, y menos si se trata de gigantes como Violeta Parra, Víctor Jara, Juan Falú, los Carabajal o el mismísimo Atahualpa Yupanqui. A esto se animó el cuarteto Sueñeros en su último trabajo Ramito de Albahaca, en el que la perfección vocal y la delicadeza de instrumentos típicos conforman una quincena de temas que lejos de perderse en un viejo libro de estudio, tienen la posibilidad de renovarse con el tiempo y actualizarse.

Lo primero que llama la atención en este tercer disco de la banda compuesta por Silvia Larrory (voz), Marcelo Troncoso (voz), Pablo Rodil (guitarra) y Mariano Gómez (percusión), acompañados por Leandro Marquesano (invitado en el acordeón), es sin lugar a dudas el resultado de factores como la sincronización y el diálogo entre los cantantes, la adaptación instrumental que aunque suave para el estilo folklórico resulta ideal, y la variedad de arreglos. 

Se trata de reversiones de temas como “La jardinera” (Violeta Parra), “Milonga Perdida” (Atahualpa Yupanqui), “El loco Antonio” (Alfredo Zitarrosa), o “El Cigarrito” (Víctor Jara)  a los que se le agregó un toque de delicadeza, lo que parecería hacer juego con el nombre del disco que recuerda en la palabra “albahaca” un suave aroma que invita a mezclar con sabores y colores, tal como sucede con la música, ese mundo en donde todas las posibilidades son válidas.

Ramito de Albahaca es uno de esos discos que al escuchar con los ojos cerrados pueden llegar a recrear en la mente un paisaje distinto del mapa en cada canción. Esto se debe al clímax que genera mediante sonidos de chaschas, palos de lluvia, triángulo, platillos y parches, motivo que hace interesante el trabajo instrumental, ya que no se trata de arreglos típicos del folklore sino más bien de fusiones creativas sobre lo que algún autor ya dijo alguna vez. 

Como resultado, Sueñeros le imprime a cuecas, chamamés, vals o vidalas, un estilo fresco y renovador para la música popular latinoamericana, muchas veces olvidada y en muchos casos sólo retomada como base de estudio. Quien escuche este trabajo podrá entender que Sueñeros más que interpretar canciones, revive las historias hechas música y las hace renacer en otro tiempo, en el actual. He aquí la base, la importancia de escuchar lo del pasado con los oídos del presente: el hecho de no olvidar las raíces. 

Publicada en Agencia NaN http://www.agencianan.blogspot.com.ar/2013/06/discos-ramito-de-albahaca-sueneros-2011.html

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