martes, 15 de noviembre de 2011

Las fuleras: “Una se siente así cuando le va mal en el amor”.-


Con un repertorio de canciones clásicas de todos los estilos y un toque de humor e ironía, el grupo musical-teatral integrado por cinco mujeres y tres hombres cuenta historias de toda mujer que haya transitado la trágica experiencia de haber amado.


Por Laura Cabrera
Fotografía gentileza de Las Fuleras

Buenos Aires, noviembre 4 (Agencia NAN – 2011).- De crisis amorosas y ataques de ciclotimia femeninos es de lo que hablan (y cantan) estas cinco coristas. No están solas: están ellos, los hombres, a quienes critican, odian y aman. Ellos responden de manera cruel e indiferente y Las Fuleras avanzan. ¡Ojo! Ser fulera no es tarea fácil: feas o lindas pueden ser todas, pero para ser fuleras se necesita algo más. La fulera tiene una energía especial, se impone y llama la atención, transita de la rareza a la seducción.

Peinados extravagantes, maquillajes cargados y un detalle particular: polleras y chalecos multicolores confeccionados con tejidos de tanza (sí, el que se usa para las reposeras o para las bolsas de hacer las compras). Con este look tan original las cinco cálidas y angelicales voces despliegan toda la furia a través de trece temas clásicos pero reversionados como “Rata de dos patas”, de Paquita la del Barrio, “Obsesión”, de Grupo Aventura, o “Fiesta”, de Rafaela Carrá.

Ellas adelante, ellos atrás. La interacción con el público y las actuaciones hacen que las tragedias amorosas se transformen en episodios de comicidad que tiñen de burla la idea colectiva de las crisis amorosas en las mujeres. “No somos feministas pero en escena somos machistas”, expresó Ileana Peralta, al mismo tiempo que aseguró que esa idea del sexo femenino no es absoluta ni aplicable a todas, aunque se presta para la crítica.

Así funciona el octeto compuesto por las coristas y actrices Julieta Amitrano, Nuria Campoliete, Ileana Peralta, Daniela Pozzi, Sol del Sol, el percusionista Juan López Peña, el guitarrista Miguel Canevari y el contrabajista Marcelo Canevari.

Ni de aquí ni de allá, oriundos de diversos puntos de Buenos Aires (provincia que recorren para presentar su show), en diciembre comenzarán la grabación en vivo de su primer disco, un paso muy importante que según explicaron, dará lugar a un nuevo espectáculo con otras temáticas. Antes del gran acontecimiento, Ileana y Nuria (dos de las Fuleras fundadoras) dialogaron con Agencia NAN para contar cómo se vive la experiencia arriba del escenario.

--Música, teatro, humor. Todo eso en un estilo por demás histriónico. ¿Por qué se definen como “fuleras”?
Ilena Peralta:-- Surge en el momento en que pensamos en el proyecto con la idea de contar la vida amorosa vista desde un costado femenino, con lo bueno y lo malo. En ese entonces nos vestíamos con un estilo años ’50, muy distinto al de ahora. Con respecto al repertorio nos interesó mucho el estilo arrabalero, tanguero y así llegamos al lunfardo, que es de donde sale nuestro nombre.
Nuria Campoliete:-- Y ahí se nos ocurrió lo de “fuleras”: la idea de fieras surgió porque por lo general una se vuelve o se siente un poco así cuando le va mal en el amor. No se trata de algo feo. Lo fulero tiene otra energía. Al principio puede parecer raro pero a medida que lo vas conociendo puede ser atractivo. Eso era lo que queríamos reflejar desde nuestro espectáculo.

--Cinco mujeres contra dos hombres. Durante el espectáculo les dan una oportunidad para defender a los de su género dentro de ese huracán de sentimientos por el que pasan, ¿cómo se establece este juego?
I.P.:-- Los hombres estaban con nosotras y era seguro que tenían algo para decirnos. Al principio éramos sólo mujeres, la figura masculina aparecía en los arreglos musicales. Un día el arreglador dejó de venir y se sumó Miguel (Canevari), el guitarrista. Después se sumó Juan (López Peña) y con dos hombres en el grupo eso se fue dando, se modificó lo que veníamos haciendo y ellos además de tocar empezaron a cantar.
N.C.:-- Éramos muchas mujeres y la verdad que no somos feministas, tampoco queríamos que parezca eso. Lo que hicimos fue empezar a hablar del amor y el desamor, la desilusión desde los dos lados. La idea era contar una historia: por un lado tenés temas como “Rata de dos patas” o “¿Qué querés con ese loro?” en los que hacemos bolsa a los hombres, pero después los escuchás cantar “Esa noche” de Café Tacuba y el espectáculo cambia, les respondemos con “Anhelos”, en donde se habla del amor, del extrañar a alguien. Hay un antes y un después de la canción de ellos, estuvo bueno haberlos incorporado.

--Y abajo del escenario también se toma postura por alguno de los sexos…
N.C.:-- Sí. Y no sólo con estar a favor o en contra de mujeres u hombres porque el enganche con las historias que contamos también tienen que ver con historias de cada uno de los que nos están mirando, ¿quién no vivió el amor? ¡Todos en algún momento pasamos por días de furia y por relaciones de amor!
I.P.:-- Eso es lo que hace que el público se identifique con las diferentes etapas de la historia que contamos. Arrancamos con “Mami” un tema que habla del casamiento, de la sensación de ser ama de casa, después pasamos a temas que cuentan que el tipo se fue con otra y al final terminamos cantando “Fiesta”, porque en definitiva la vida es eso y no te importa nada más. Es una forma de reírnos de ese imaginario social que marca cómo debe ser la mujer.

--Ese imaginario se refleja en las letras, en muchos casos de canciones antiguas. ¿Cómo seleccionan el repertorio?
N.C.:-- No son temas actuales y además son de diferentes estilos. La elección tiene que ver con la temática del amor, del odio, la bronca, el olvido, el extrañar a alguien… son todos temas que podemos actuar.
I.P.:-- Son temas viejos pero reversionados, siempre le damos nuestro toque personal, lo hacemos cómico. Temas como “Obsesión” (de Grupo Aventura) que son recontra trágicos los cantamos y actuamos con mucho humor porque después de todo de eso se trata, de reírnos de esa imagen. Y con respecto a los géneros, al no tener un estilo definido podemos agarrar cualquier cosa que contenga la idea de haber amado, pero lo que más nos seduce son los temas menos comerciales, esos que ya casi no se escuchan.

--Además da la sensación de que cada tema apunta a un estereotipo de mujer que se presenta distinto en cada contexto histórico…
I.P:--“Mami” es un claro ejemplo de esto, por eso es el primero que cantamos. En esa etapa se hablaba de la mujer que se quería casar, que se tenía que casar, es una visión más cuadrada de la mujer. A medida que va avanzando el show esa mujer va cambiando, va tomando piso y color, tal como pasó a través de la historia.

--También trabajan mucho con la reacción del público, ¿cuánto hay de improvisación y cuánto de cuestiones pautadas?
N.C.:--
 La mayoría de las cosas que hacemos están pautadas en cuanto a que en determinados temas hablamos con el público, hacemos chistes o alguna introducción a lo que se va a cantar. Lo que cambia son las cosas que decimos, en muchas oportunidades nos reímos de experiencias personales o dialogamos con alguien del público. Eso es lo que no está pautado, nada tiene texto y es eso lo que hace que los shows no sean siempre iguales.


--Y desde cuando empezaron en 2008 hasta ahora, ¿cuál fue el balance?
I.P.:--Muy positivo. Ninguna de nosotras pensamos en lo que iba a pasar con todo esto, ninguna pensó que podíamos llegar a viajar por diversos puntos de Buenos Aires para hacer lo que nos gusta.
N.C.:--De todas formas crecimos mucho este año, fue mucho de hacer fechas como invitadas, llegamos a hacer una fecha por fin de semana, siempre teniendo en cuenta que cada uno tiene sus proyectos personales y hay que repartir el tiempo. Si bien nos gustaría hacer una fecha propia y poder invitar músicos, creemos que la grabación del disco está cerrando algo que está muy bueno.

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