martes, 3 de junio de 2014

El lado oscuro del cine nacional

Por Laura Cabrera. El thriller sorprende al cine local con  “La segunda muerte”, film de Santiago Fernández Calvete que vincula el policial con el suspenso y los hechos sobrenaturales. La película roza el terror y mantiene en vilo al espectador hasta el final.


Un pequeño pueblo es el escenario elegido para contar esta historia que por donde se la mire implica venganza. La primera, la de Alba (Agustina Lecouna), una joven policía que desarrolla tareas en el pueblo, no porque quiera sino porque escapa de su pasado, ese en el que asesinó a su pareja y a su amante, luego de encontrarlos juntos en un departamento dela CapitalFederal.
La mujer vive la misma rutina desde aquél entonces, cuando decidió darle punto final a un sufrimiento amoroso, o cambiarlo por el sentimiento de culpa. Trata de escapar de sus pensamientos pero la tranquilidad del pueblo hace que no pueda mantener la cabeza ocupada en otros asuntos que no sean los muertos que dejó enla Capitaly se trajo en su cabeza a esta nueva vida en un lugar en donde nadie la conoce.
La vida se le repite una y otra vez hasta que un llamado anuncia un crimen: Don Ocampo apareció incinerado en un camino, arrodillado, como si estuviera rezando. Desde ese entonces se desenlaza una serie de crímenes difíciles de resolver, debido a que no hay huellas del asesino ni un móvil que indique el por qué de la venganza.
El único factor común revelado es la aparición de la virgen María, detalle que poco le importa a Alba, quien se resiste a creer en la religión y sus figuras. Esto es así hasta que entra en escena “El Mago” un pequeño con la capacidad de ver el pasado de las personas en una fotografía. Una vez probada esta habilidad, la mujer policía confía en él y le solicita ayuda, dándole a cambio una imagen del hombre que lo acompaña, quien lo maltrata y esconde la verdadera historia sobre qué sucedió con su madre.
Con un pueblo cómplice que parece no querer meterse en problemas, la historia avanza sobre lo fantasioso y sobrenatural. El llanto de un bebé indica que una nueva muerte se asoma, el paño blanco muestra que la virgen está en cada caso. Pero nunca se muestra.
¿Cómo una virgen podría asesinar a tantas personas?, ¿qué secreto esconde la familia?, ¿sobre qué cosa extraña no quiere hablar el pueblo? En ese tren de preguntas, el film se posiciona sobre una vía policial (la necesidad de resolver un crimen) y una sobrenatural vinculada al terror (la virgen está matando a sus fieles, quienes antes de carbonizarse por “combustión espontánea”, le rezan).
La historia está cargada de suspenso desde el primero hasta el último crimen, gracias a la acertada decisión de mostrar pero no revelar nada hasta el último minuto de esta película con final abierto. El error pudo haber estado en el cambio constante de tonalidades en la fotografía, ya que pasa de cepias o grises a colores desgastados, casi sin criterio alguno sobre el final, lo que puede llegar a quitarle la oscuridad del relato que predominó a lo largo de todo el guión y que permanece incluso en la última escena.
Más allá de eso, el hilo conductor que va metiendo al espectador dentro de una y luego varias historias da como resultado una película con “ganchos” en cada tramo, a tal punto que cuando una persona comienza a verla y siente que ya no va a pasar nada, vuelva a sentir que algo está por suceder.
El terror se vincula entonces con las apariciones, lo sobrenatural, el miedo de un pueblo a algo que ya conoce, a algo en lo que cree. Frente a esto, el aspecto más terrenal: los asesinatos por los que no se hará justicia porque no se puede luchar en contra de las “divinidades”, mucho menos si uno no cree en ellas.  
Nota publicada en Marcha Noticias el 13 de mayo de 2014
http://www.marcha.org.ar/index.php/cultura/138-cine-y-tv/5206-el-lado-oscuro-del-cine-nacional

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