martes, 23 de agosto de 2011

La importancia de democratizar la cultura.-



A la espera de una ley que los ayude a mantener en pie la bandera de lo popular y barrial en el campo cultural y artístico, y a horas de arrancar un nuevo encuentro nacional Pueblo Hace Cultura –tal como se llama el amplio colectivo de colectivos que los auna--, referentes de tres agrupaciones que trabajan desde la periferia de la gran maquinaria cultural cuentan sus experiencias de trabajo dentro de la autogestividad de los proyectos que viven a través de la voluntad de los vecinos.

Por Laura Cabrera
Fotografía gentileza Pueblo Hace Cultura

Buenos Aires, agosto 19 (Agencia NAN, 2011).- Ariel Tcach es integrante de Faro TV, un canal comunitario que desde la Ciudad de Buenos Aires ofrece a la población un espacio para crear y compartir proyectos, además de difundir actividades culturales a partir de la diversidad de ideas y opiniones. Gustavo Rohdemburg es guitarrista de la banda Sugestión Masiva y socio de la Unión de Músicos Independientes de Argentina (UMI), una organización sin fines de lucro que otorga herramientas de producción musical a quienes se encuentran dentro del circuito de la autogestión. Adhemar Bianchi forma parte de la compañía Catalinas Sur, un grupo de teatro comunitario de La Boca, hecho por y para los vecinos desde hace veintiocho años. Las historias parecen aisladas, pero llevan consigo un patrón común: vivir el arte y la cultura a partir de proyectos comunitarios, autogestivos e independientes. Esta triada de principios es la que se reúne en cada actividad y la que predomina en las más de doscientas agrupaciones culturales y sociales que forman parte del colectivo Pueblo Hace Cultura, una organización que desde hace tres años realiza congresos a nivel nacional para debatir el Proyecto de Ley para la Cultura Comunitaria y Autogestiva.

Con años transitados por ese sendero y con otros tantos esperando que la idea de lo popular vuelva a ser valorizado a través de un reconocimiento material y artístico por parte de otras disciplinas, Ariel, Gustavo y Adhemar dialogaron con Agencia NAN a poco de realizarse el Encuentro Nacional Pueblo Hace Cultura (que se llevará a cabo mañana a partir de las 10, en el Hotel Bauen –Callao 360, CABA-). Los artistas relataron sus experiencias sobre cómo vivir el arte desde la periferia de la industria cultural, la tarea de lograr que la población se sume y los avances que se dieron en el último tiempo.

Antes de comenzar, bien viene una refrescada. La necesidad de agruparse y iniciativa del proyecto de ley nació tras visualizar una problemática constante que obstaculiza la actividad de las agrupaciones comunitarias: la falta de presupuesto y subsidios para llevar adelante actividades culturales y comunitarias, “hechas desde y para el pueblo”. Por este motivo, la ley que impulsan propone que, del Presupuesto Nacional, al menos el 0,1 por ciento se destine a garantizar el funcionamiento de este tipo de trabajos colectivos, que revalorizan los espacios barriales e invita a los vecinos a sumarse a la elaboración y concreción de proyectos. Aunque parece insignificante, la cifra equivale a 70 mil pesos que sostendrían los gastos básicos anuales de un proyecto cultural comunitario cada 15 mil habitantes, sin lugar a dudas, un importante avance sobre la democratización de la cultura.

--Las experiencias de trabajo que llevan adelante tienen que ver con la presentación de un proyecto y la posibilidad de que la población se sume a este. ¿Cómo es el trabajo con los vecinos de cada barrio?
Adhemar Bianchi:-- Nosotros, como todo grupo de teatro comunitario, somos territoriales. Esto significa que llegamos a las organizaciones de base que nos rodean, como comedores y otras entidades de La Boca. Trabajamos sobre la unidad del territorio para que los barrios dejen de ser lugares a los que el vecino vuelve para dormir, la idea es que vuelvan a ser lugares de vida con organizaciones que generen un proyecto común a todos. Por otra parte, el trabajo con vecinos se realiza a través de talleres que damos, por ejemplo, en la Villa 20.

Gustavo Rohdemburg:-- En mi caso, soy guitarrista y formo parte de una banda independiente y autogestiva. Trabajamos desde lo musical, a partir de la idea de crecer como banda, pero por otro lado también nos juntamos con amigos para armar proyectos solidarios que involucren a la población completa. La idea es llevar la música a otros ámbitos del arte, proyectos audiovisuales, teatro o circo; de manera que nuestra labor se complemente para salir a la calle y llevar la cultura a todos lados, a los lugares a los que esto no llega, ahí donde lo comercial es lo único que golpea las puertas. Esa es nuestra idea de trabajo con la comunidad.

Ariel Tcach:-- Faro TV siempre estuvo vinculado a los vecinos desde su inicio, en 2008. En ese entonces, el proyecto nació de la conjunción de personas que venían de diferentes experiencias de la comunicación comunitaria y popular en los barrios. Comenzamos a trabajar a partir de la necesidad de crear un canal de televisión comunitario, convocamos a vecinos y se acercaron alrededor de 150. Con el objetivo de finalizar ese año con un canal en funcionamiento, vecinos y profesionales de la comunicación pusimos manos a la obra para preparar lo que sería la programación que a ellos les interesaba también como espectadores.

--Sin una ley que subsidie las actividades, ¿cómo hicieron y hacen para sostener económicamente los proyectos?
G.R:-- Sugestión Masiva se autogestiona a partir del aporte de los integrantes de la banda. Nosotros pagamos sonido, salas de ensayo e instrumentos. Esto es una decisión que tiene que ver con tener libertad para hacer lo que nos gusta y no lo que tenemos que hacer porque alguien banca el proyecto, así logramos mayor libertad para denunciar a través de la música lo que nos resultaba injusto y hablar de lo que nos interesa. Además, UMI nos facilita la grabación mediante convenios realizados con fábricas de discos y la posibilidad de aprender a trabajar en grupo a partir de experiencias colectivas.

A.T:-- Nosotros nos sostenemos con los aportes que realizan los mismos participantes del proyecto. El problema de la asimetría existente en cuanto a las posibilidades de todos los medios de comunicación e información nos dificulta la percepción de ingresos. Todavía no tenemos licencia, entonces ¿qué posibilidad tenemos de pedir algún tipo de subsidio? Es realmente difícil.

A.B:-- La realidad es que Catalinas Sur nunca tuvo demasiado apoyo del gobierno porteño, pero ahora conseguimos subsidios por parte del Ministerio de Desarrollo Social. También obtenemos dinero con la sala, a partir de la venta de entradas solo para aquellos que puedan pagarla, acá si no podés pagar entrás igual. También hay espectáculos que salen a la calle, pero por sobre todas las cosas es el apoyo de la gente el que nos ayuda a seguir trabajando.

--Y dentro de esta tarea, ¿cuáles fueron los mayores logros alcanzados?
G.R:-- A nosotros como banda nos costaba mucho el tema de la organización. Moverse en grupo para resolver algunas cuestiones era realmente difícil. Cuando nos acercamos a la UMI nos sumamos a un grupo de trabajo que se llamó UMI Red, ahí comenzamos a vivir experiencias colectivas y aprendimos a trabajar en conjunto, organizamos fechas para salir a tocar y aprendimos a solucionar problemas que antes nos parecían muy complicados.

A.B:-- Lo más importante fue haber empezado a trabajar para recuperar los espacios públicos y reencontrarnos con esa sociedad que quedó perdida durante la última dictadura. En ese marco fuimos cumpliendo varias etapas. Trabajamos en la calle, en las plazas, a partir del ’97 en la sede...Lo mejor de todo es que desde que arrancamos hace 28 años siempre tuvimos la mano de los vecinos. Ellos ayudaron a levantar la sala y hoy representan a una nueva generación que de a poco va tomando diversos espacios para la construcción de actividades comunitarias y autogestivas.

A.T:-- Los logros de Faro tienen que ver con la producción realizada por los propios vecinos. Desde que empezamos en 2008 hasta ahora, elaboramos más de 18 programas, documentales, ficciones, cortometrajes de terror, programas de cocina, historias de ciudades, de los pueblos originarios. La programación fue diversa debido a la fuerte participación de todos los sectores sociales, eso nos parece lo más importante para resaltar.

--Teniendo en cuenta la necesidad de la ley que reclaman, ¿qué cambio generaría para la cultura comunitaria el hecho de contar con un sustento económico por parte del Estado?
A.T:-- Para nosotros sería fundamental porque al no contar en este momento con una licencia, no tenemos espacio para presentar proyectos. No somos legales y la existencia de una ley para la cultura comunitaria sería muy importante para continuar con nuestra tarea. Además, si bien nosotros no nos basamos en otras experiencias, es cierto que en Puerto Alegre la ley de Puntos de Cultura funciona muy bien a través del financiamiento a proyectos comunitarios que rotan cada año.

G.R:-- En mi opinión, hay herramientas que está bueno que las otorgue el Estado para poder difundir la cultura de los barrios. No se trata solo de plata, la sustentabilidad a lo largo del tiempo requiere de conocimiento, transporte y apoyo material. La idea es que a partir de una Ley para la Cultura Comunitaria, el Estado acompañe a las organizaciones en el camino de la construcción. Hay que entender que hablamos de políticas de Estado y no de gobierno.

A.B:-- Es muy importante porque facilitaría la obtención de recursos para continuar con el trabajo. Parte de esto lo está aportando el Ministerio de Desarrollo Social nacional, desde donde se reconoce la tarea comunitaria y desde donde actualmente se financian actividades barriales.

--A pesar de la falta de una reglamentación específica para la cultura comunitaria, avances como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual o el proyecto de Ley de la Música ¿generaron un cambio?
G.R:-- A nosotros la ley de medios nos beneficia. Logramos que en el artículo 65 se exprese la voluntad de pasar en radio un 30 por ciento de música nacional, y de ese número un 15 debe corresponder a autores independientes. Con respecto a la iniciativa de música, conseguimos la plata para concretar el proyecto del Instituto de la Música, pero todavía faltan cuestiones por resolver más allá de la cuestión de los recursos económicos.

A.T:-- La realidad que vivimos las emisoras comunitarias no es tan favorable, ya que muchas no tenemos licencia. Para conseguirla debemos pagar 140 mil pesos y otros 25 mil mensuales para acceder a la transmisión digital (que son para la empresa que brinda al servicio). Sentimos que el corazón de esta ley, ese que habla de la pluralidad, está restringido porque muchos de nosotros no podemos pagar una licencia. Tenemos el espacio pero nos hace falta el recurso económico.

A.B:-- Creemos que los cambios no se dan de un día para otro, pero sí vemos que ya no se considera cultura a las Bellas Artes. De a poco las autoridades están tomando en cuenta a la cultura comunitaria, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación comenzó a notar que la cultura es un derecho de la gente y no solo una cuestión de existencialismo. Por otra parte el Instituto Nacional de Teatro ahora tiene en cuenta a la Red Nacional de Teatro, logramos conseguir subsidios y reconocimiento artístico. En lo que sí queda mucho por hacer es en la cuestión del público, pero no desde lo comercial sino desde el derecho de tener lugares públicos de teatro para ver y hacer entre todos. A pesar de los avances, este tipo de entretenimiento sigue siendo para un sector, nosotros queremos que sea para todos.

Publicado en Agencia NAN: http://agencianan.blogspot.com/2011/08/la-importancia-de-democratizar-la.html

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