lunes, 27 de mayo de 2013

Discos: “Santo Sonido” (Ekeko, 2013).-



Sin enredarse en la infinidad de recursos que aporta la escena musical actual, "Santo sonido" del grupo Ekeko, interpela al oyente desde la simpleza aportando sonidos puros que remiten al rock nacional de los `80. 


Por Laura Cabrera

Buenos Aires, 27 de mayo (Agencia NAN, 2013).- En un contexto musical caracterizado por la fusión de sonidos y la mezcla de instrumentos que años atrás no se hubiera pensado en realizar, todavía hay quienes apuestan por el formato simple. Ekeko es una de de estas alternativas que a través de su ópera prima titulada “Santo sonido” canoniza a este estilo rock en su versión más simple: guitarra, batería, bajo y voces. Lejos de ser aburrido, lo simple se vuelve llamativo a través de una docena de temas que van del amor a la rebeldía, de la monotonía a la búsqueda de nuevos caminos y desde la idea de no quedarse hasta la de saber cuándo parar. 

Lejos de resultar lineal, el atractivo de la banda pasa por su conformación básica, sin variaciones instrumentales en exceso, que hace posible que “Santo sonido” llame la atención por la utilización de recursos como punteos, arpegios y, por momentos, la predominancia de algún instrumento sobre los otros.

Con este disco que se presenta clásico desde su  arte de tapa con ilustraciones de Caloi, la banda conformada por Pablo Olmedo (bajo y voz), Pablo Márquez (guitarra y voz), Rafael Varela (guitarra y voz) y Juan Martín Arce (batería), apuesta a la vuelta a los elementos básicos y a la mezcla de melodías tradicionales (que recuerdan al rock nacional de los ’80) con el aire fresco de las nuevas generaciones, lo que hace de éste un disco sin tiempo, que va del pasado al presente constantemente. 

Esta característica también se hace cuerpo mediante las letras (en su mayoría de Pablo Márquez, otras de Rafael Varela), que tocan cuestiones universales como el amor, en “De vez en cuando”, la búsqueda en “Casi no se ve” o el dolor reflejado en “Lágrima nueva”. Quizás estas temáticas que no apuntan a nadie en particular hayan sido seleccionadas para atraer más desde lo musical que desde lo poético, ya que lo primero que llama la atención no es la canción en sí, sino ese flashback musical que genera el disco, virgen de fusiones instrumentales nuevas.

Lo que sí deja bien en claro esta banda a través de su “Santo sonido” es que para hacer buena música sólo se necesita creatividad, por más que se cuentan con pocos o muchos recursos instrumentales. En el caso de Ekeko, los pocos que hay están bien utilizados en el momento y en la cantidad justa. 


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