miércoles, 9 de marzo de 2011

Los Colmillos o el arte de “morder de a dos”.-

Es un dúo, pero suena como una banda. Los Colmillos, integrado por Vanesa Rinón y Nacho Martínez, promueve desde Burzaco el contacto entre músicos de Latinoamérica. Sin un estilo definido, se caracterizan por el punk blues de sonidos crudos. Los músicos charlaron con Agencia NAN sobre las ventajas de ser nada más que dos, su elección de cantar en inglés y sus intenciones de intercambiar experiencias con otras bandas del continente.



Por Laura Cabrera
Fotografías gentileza de Diego Giménez

Buenos Aires, marzo 9 (Agencia NAN-2011).- Vanesa Rinon, la chica “Low-fi” (conocida así por su programa en una radio On-line) tenía ganas de comenzar un nuevo proyecto musical. En esa búsqueda conoció a Nacho Martínez, un guitarrista --y hermano de uno de sus amigos-- con el que compartía algunos gustos musicales. Motivados por la idea divertirse zapando, los ensayos consistían en intercambios de sonidos y estilos, mientras que pensaban en armar una agrupación con más músicos. Esa idea duró poco, ya que notaron que no necesitaban más que un bajo y voces comandadas por ella; y una guitarra con un bombo que marcase el ritmo, tarea de la que se encargó él. Y así fue como el dúo comenzó a sonar como lo haría una banda, con la única diferencia de que a la hora de discutir era mucho más fácil entenderse de a dos.

Y no hubo chance de que el par de músicos se llamase de otra manera: “Los colmillos siempre muerden de a dos y cuando se clavan te dejan dos agujeros”, explicó Vanesa a Agencia NAN. Y tan a pecho se tomaron el nombre que de a poco, clavándose y masticando los sonidos de Sudamérica, lograron instalarse como un estilo distinto y de renovación constante.

Influenciados por bandas como Gories, The Doors y Gun Club, la banda comenzó a armar rompecabezas que surgían entre las zapadas y grabaciones caseras que dieron origen a los primeros temas. Con sonidos crudos y letras simples, el dúo dio sus primeros pasos en Uruguay, allá por el 2006, pero logró hacerse conocido al regresar, cuando mordieron por primera vez al público de Tío Bizarro, bar de Burzaco caracterizado por su estilo under. A partir de ese momento comenzaron a clavarse en diferentes escenarios de Chile y Perú. Este último país --al que llegaron en 2010-- fue el más importante para el crecimiento profesional de la banda, ya que logró ser una de las pocas a las que el sello Discos Gordos le reeditó su primer material discográfico.

“Mucha gente pensaba que se nos iba a agotar la manera de hacer música por lo limitado que era ser dos personas, pero la verdad que le vamos dando vueltas a la historia y no nos parece que sea así”, analizó Vanesa, quien también aseguró que son muy cuestionados por su estilo rock cantado en inglés. Pero el prejuicio al que se exponen no es algo que les preocupe. Por eso a la hora de responder al público todo se simplifica en razonar que ese idioma llega a todo el mundo y, por ende, su música llegará a todas partes.

Mientras el nuevo año los encuentra componiendo nuevos temas y llevando su música a los escenarios de Buenos Aires, el “dúo/orquesta” hizo un repaso sobre su historia y sus preferencias.

--En el escenario el público puede ver que son un dúo, pero al cerrar los ojos y escuchar las combinaciones, suenan como si fueran una banda. ¿Cómo viven la experiencia de ser dos y sonar como cuatro?
Vanesa Rinón:--Básicamente hacemos lo que nos sale y como nos sale. Nunca hicimos algo que estuvo premeditado, esto funciona así y nos gusta. Sonamos como una banda porque no perdemos la parte “percusiva” y a simple vista somos un dúo, algo más simplificado y minimalista, más directo. Ser dos es mejor, más cómodo. Antes tocaba con una banda --las Courvets-- y al ser muchas teníamos bastantes diferencias. De a dos es más fácil entendernos.
Nacho Martínez:--Tocar así es mejor porque además de entendernos siempre llevamos todo a lo más compacto. Una de las cosas que musicalmente me atrae de todo esto es que suena como banda y a la vez usamos técnicas viejas del blues, de esas en las que veías a un negro tocando la guitarra y marcando el tiempo con el zapato.

--Y esto debe influir mucho a la hora de componer…
V.R: - Y sí, porque a veces nos juntamos a zapar, nos grabamos y al escuchar nos gusta un pedazo del tema pero no la totalidad. A veces nos pasa que volvemos a tocar y la parte de otro tema termina siendo la continuación del que habíamos dejado. Lo bueno es que no nos abocamos a componer, hacemos lo que va saliendo sin presiones. Tocamos juntos o por separado y lo que va saliendo lo compartimos.

--Se caracterizan por un sonido primitivo y bastante crudo, al estilo de los ’60 y los ’70 pero a la vez tienen cierto aire de actualidad. ¿Cómo se llevan con las fusiones?
V.R:-- No tenemos mucho drama con eso. Sobre la marcha vemos qué queda bien y a veces al bajo, la guitarra y el bombo le agregamos algún otro instrumento. Vamos cambiando pero siempre sobre nuestras bases. Esto pasa porque si bien tenemos definida la crudeza de los sonidos, no tenemos un estilo marcado y eso nos permite cambiar. Mucha gente pensaba que se nos iba a agotar la manera de hacer música por lo limitado que era ser dos personas, pero la verdad es que le vamos dando vueltas a la historia y siempre suena distinto. La consigna es tocar para divertirnos y desenchufarnos de otras actividades.
N.M:--Lo del estilo predominante pasa porque nos gusta mucho la música de esa época, de hecho nuestras influencias tienen que ver con esos años. Pero con el tema de las fusiones estamos bastante abiertos a probar de todo porque no tratamos de recrear los temas o copiarlos tal cual, lo que hacemos es ponerle nuestro sello, utilizarlos como moldes para hacer lo propio.

--Y dentro de esa lógica de “tocar para divertirse” se encontraron caminando por algunos países de América latina e intercambiando experiencias. ¿Qué les quedó de todo eso?
N.M:--Conocimos mucha gente con la que después nos seguimos contactando, los invitamos a tocar, organizamos fechas, intercambiamos ideas. Llegar a Perú fue una de esas experiencias. Allá conocimos a Manganzoides, una banda que además de gustarnos mucho nos ayudó para que el disco sea reeditado por Discos Gordos. Fue una linda experiencia.
V.R:--La banda comenzó con el intercambio. Nosotros debutamos en Uruguay. Después tocamos acá con la banda de Perú y el año pasado nos fuimos para allá. Nos gusta la idea de fortalecer los lazos entre músicos de Sudamérica porque si bien las distancias son grandes, esto no es como en Europa, donde hay más festivales, y está bueno que el intercambio se empiece a movilizar entre bandas de Latinoamérica.

--Teniendo en cuenta esta idea de la unión entre músicos de América latina y su tendencia a componer pensando las letras en inglés ¿Se les cruzó alguna vez la posibilidad de cantar en castellano?
N.M:--Me resulta más difícil componer pensando las letras en castellano. Al escuchar tantas bandas que cantan en inglés me resulta más natural. De todas maneras, intentamos hacer un par en castellano pero nos gusta que sea como hasta ahora.
V.R:--Es por la naturaleza del estilo. A veces nos critican por cantar en otro idioma, pero a nosotros nos gusta el soul y el blues, que se comenzaron a cantar de esta manera. Hacerlo en castellano sería como cantar un tango en inglés. Pensar que hay que componer en nuestra lengua es pensar en que esto no va a llegar a todos, ¿por qué tiene que ser todo de acá, tan nacionalista? Cantamos cosas simples pero en inglés, no nos matamos pensando letras para que después terminen siendo interpretadas de cualquier forma, cantamos sobre lo que nos pasa todos los días.
N.M:--En eso coincidimos, lo cual no quita que nos incomode cantar algo en castellano. No nos encasillamos pero nos sale mejor en inglés porque es lo que nos gusta.

Sitio: http://loscolmillos.bandcamp.com/

Publicado en Agencia NAN. 09/03/11

http://agencianan.blogspot.com/2011/03/los-comillos-o-el-arte-de-morder-de-dos.html

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