Por Laura Cabrera
Fotografías gentileza de Diego Giménez
Buenos Aires, marzo 9 (Agencia NAN-2011).- Vanesa  Rinon, la chica “Low-fi” (conocida así por su programa en una radio  On-line) tenía ganas de comenzar un nuevo proyecto musical. En esa  búsqueda conoció a Nacho Martínez, un guitarrista --y hermano de uno de  sus amigos-- con el que compartía algunos gustos musicales. Motivados  por la idea divertirse zapando, los  ensayos consistían en intercambios de sonidos y estilos, mientras que  pensaban en armar una agrupación con más músicos. Esa idea duró poco, ya  que notaron que no necesitaban más que un bajo y voces comandadas por  ella; y una guitarra con un bombo que marcase el ritmo, tarea de la que  se encargó él. Y así fue como el dúo comenzó a sonar como lo haría una  banda, con la única diferencia de que a la hora de discutir era mucho  más fácil entenderse de a dos.
Y no hubo chance de que el par de  músicos se llamase de otra manera: “Los colmillos siempre muerden de a  dos y cuando se clavan te dejan dos agujeros”, explicó Vanesa a Agencia  NAN. Y tan a pecho se tomaron el nombre que de a poco, clavándose y masticando los sonidos de Sudamérica, lograron instalarse como un estilo distinto y de renovación constante.
Influenciados  por bandas como Gories, The Doors y Gun Club, la banda comenzó a armar  rompecabezas que surgían entre las zapadas y grabaciones  caseras que dieron origen a los primeros temas. Con sonidos crudos y  letras simples, el dúo dio sus primeros pasos en Uruguay, allá por el  2006, pero logró hacerse conocido al regresar, cuando mordieron por  primera vez al público de Tío Bizarro, bar de Burzaco caracterizado por  su estilo under. A partir de ese momento comenzaron a clavarse en  diferentes escenarios de Chile y Perú. Este último país --al que  llegaron en 2010-- fue el más importante para el crecimiento profesional  de la banda, ya que logró ser una de las pocas a las que el sello  Discos Gordos le reeditó su primer material discográfico.
“Mucha  gente pensaba que se nos iba a agotar la manera de hacer música por lo  limitado que era ser dos personas, pero la verdad que le vamos dando  vueltas a la historia y no nos parece que sea así”, analizó Vanesa,  quien también aseguró que son muy  cuestionados por su estilo rock cantado en inglés. Pero el prejuicio al  que se exponen no es algo que les preocupe. Por eso a la hora de  responder al público todo se simplifica en razonar que ese idioma llega a  todo el mundo y, por ende, su música llegará a todas partes.
Mientras  el nuevo año los encuentra componiendo nuevos temas y llevando su  música a los escenarios de Buenos Aires, el “dúo/orquesta” hizo un  repaso sobre su historia y sus preferencias.
--En  el escenario el público puede ver que son un dúo, pero al cerrar los  ojos y escuchar las combinaciones, suenan como si fueran una banda.  ¿Cómo viven la experiencia de ser dos y sonar como cuatro?
Vanesa Rinón:--Básicamente  hacemos lo que nos sale y como nos sale. Nunca hicimos algo que estuvo  premeditado, esto funciona así y nos gusta. Sonamos como una banda  porque no perdemos la parte “percusiva” y a simple vista somos un dúo,  algo más simplificado y minimalista, más directo. Ser dos es mejor, más  cómodo. Antes tocaba con una banda --las Courvets-- y al ser muchas teníamos bastantes diferencias. De a dos es más fácil entendernos.
Nacho Martínez:--Tocar  así es mejor porque además de entendernos siempre llevamos todo a lo  más compacto. Una de las cosas que musicalmente me atrae de todo esto es  que suena como banda y a la vez usamos técnicas viejas del blues, de esas en las que veías a un negro tocando la guitarra y marcando el tiempo con el zapato.
--Y esto debe influir mucho a la hora de componer…
V.R: - Y  sí, porque a veces nos juntamos a zapar, nos grabamos y al escuchar nos  gusta un pedazo del tema pero no la totalidad. A veces nos pasa que  volvemos a tocar y la parte de otro tema termina siendo la continuación  del que habíamos dejado. Lo bueno es que no nos abocamos a componer,  hacemos lo que va saliendo sin presiones. Tocamos juntos o por separado y  lo que va saliendo lo compartimos.
--Se  caracterizan por un sonido primitivo y bastante crudo, al estilo de los  ’60 y los ’70 pero a la vez tienen cierto aire de actualidad. ¿Cómo se  llevan con las fusiones?
V.R:-- No  tenemos mucho drama con eso. Sobre la marcha vemos qué queda bien y a  veces al bajo, la guitarra y el bombo le agregamos algún otro  instrumento. Vamos cambiando pero siempre sobre nuestras bases. Esto  pasa porque si bien tenemos definida la crudeza de los sonidos, no  tenemos un estilo marcado y eso nos permite cambiar. Mucha gente pensaba  que se nos iba a agotar la manera de hacer música por lo limitado que  era ser dos personas, pero la verdad es que le vamos dando vueltas a la  historia y siempre suena distinto. La consigna es tocar para divertirnos  y desenchufarnos de otras actividades.
N.M:--Lo  del estilo predominante pasa porque nos gusta mucho la música de esa  época, de hecho nuestras influencias tienen que ver con esos años. Pero  con el tema de las fusiones estamos bastante abiertos a probar de todo  porque no tratamos de recrear los temas o copiarlos tal cual, lo que  hacemos es ponerle nuestro sello, utilizarlos como moldes para hacer lo  propio.
--Y dentro de esa lógica  de “tocar para divertirse” se encontraron caminando por algunos países  de América latina e intercambiando experiencias. ¿Qué les quedó de todo  eso?
N.M:--Conocimos  mucha gente con la que después nos seguimos contactando, los invitamos a  tocar, organizamos fechas, intercambiamos ideas. Llegar a Perú fue una  de esas experiencias. Allá conocimos a Manganzoides, una banda que  además de gustarnos mucho nos ayudó para que el disco sea reeditado por  Discos Gordos. Fue una linda experiencia.
V.R:--La  banda comenzó con el intercambio. Nosotros debutamos en Uruguay.  Después tocamos acá con la banda de Perú y el año pasado nos fuimos para  allá. Nos gusta la idea de fortalecer los lazos entre músicos de  Sudamérica porque si bien las distancias son grandes, esto no es como en  Europa, donde hay más festivales, y está bueno que el intercambio se  empiece a movilizar entre bandas de Latinoamérica.
--Teniendo  en cuenta esta idea de la unión entre músicos de América latina y su  tendencia a componer pensando las letras en inglés ¿Se les cruzó alguna  vez la posibilidad de cantar en castellano?
N.M:--Me  resulta más difícil componer pensando las letras en castellano. Al  escuchar tantas bandas que cantan en inglés me resulta más natural. De  todas maneras, intentamos hacer un par en castellano pero nos gusta que  sea como hasta ahora.
V.R:--Es  por la naturaleza del estilo. A veces nos critican por cantar en otro  idioma, pero a nosotros nos gusta el soul y el blues, que se comenzaron a  cantar de esta manera. Hacerlo en castellano sería como cantar un tango  en inglés. Pensar que hay que componer en nuestra lengua es pensar en  que esto no va a llegar a todos, ¿por qué tiene que ser todo de acá, tan  nacionalista? Cantamos cosas simples pero en inglés, no nos matamos  pensando letras para que después terminen siendo interpretadas de  cualquier forma, cantamos sobre lo que nos pasa todos los días.
N.M:--En  eso coincidimos, lo cual no quita que nos incomode cantar algo en  castellano. No nos encasillamos pero nos sale mejor en inglés porque es  lo que nos gusta.
Sitio: http://loscolmillos.bandcamp.com/
Publicado en Agencia NAN. 09/03/11
http://agencianan.blogspot.com/2011/03/los-comillos-o-el-arte-de-morder-de-dos.html
 
 
 
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