miércoles, 2 de diciembre de 2009

En el Garrahan, salas de espera con sonrisas


Por Laura Cabrera

La organización de la sociedad civil Alegría Intensiva cumple un año y medio de trabajo en el hospital. Son cinco clowns que trabajan desde la contención de los chicos a partir del arte y el humor.

Desde hace casi un año y medio, la organización de la sociedad civil (OSC) Alegría Intensiva trabaja en el Hospital Garrahan desde el ámbito de la contención para niños. En las salas de espera e internación, cinco clowns se dedican a robar sonrisas a niños y padres mediante chistes, canciones y situaciones desopilantes.

Esta OSC en crecimiento -y con grandes necesidades para su sostenimiento- redobla la apuesta y ahora apunta a expandir la actividad a otras entidades del área de salud, porque aseguran que ver a un niño sonreír “es algo que no tiene precio”.

Alegría Intensiva no es el nombre de una sala dentro del hospital. Es la fusión de aquellos pabellones divididos por colores que se unen formando un arco iris cada martes, cuando se oye a los cinco médicos de las sonrisas caminar por los pasillos, o cuando se escucha a un niño reír. Las doctoras Marta, Stacatta y Carlota, junto a los doctores Jessico Ternura y Riten son la cara visible de este proyecto todavía joven que de a poco suma colaboradores.

La metodología de trabajo incluye arte clown callejero, que convierte a las salas de espera en pequeñas plazas en donde decenas de niños se amontonan. También las visitas personalizadas y repetidas a pequeños que llevan días y hasta meses internados. En estos últimos casos la relación es más fuerte: los chicos esperan a que sea martes porque saben que los médicos de la nariz roja llegarán para alegrarles un ratito del día.

La idea surgió cuando Mariano Rozemberg, actual director de la OSC, viajó a San Pablo para visitar a su familia. Allí se enteró de la existencia de una ONG llamada “Doctores de la Alegría” y pensó en la posibilidad de hacer una suerte de “sucursal” en la Argentina. El proyecto no remontó, pero Rozemberg buscó una alternativa propia para llevarlo adelante.

Entusiasmados, tres amigos –además de Rozemberg, Esteban Sansone (presidente de la OSC) y Andrés Kogan (director ejecutivo)– iniciaron la búsqueda de persona
s que quisieran formar parte del grupo.

Así, contactaron a Irene Sexer, Silvina Sznajder, Luciana Wiederhold, Ariel Kotlar y Gabriel Cohan, actores profesionales que se sumaron a la tarea solidaria. Faltaba entonces un espacio en donde comenzar. Salieron a golpear las puertas del Hospital Italiano, el Gandulfo y el Garrahan. En este último se les permitió hacer una prueba piloto –todavía con cierta desconfianza– y fue así que en junio del año pasado comenzaron a trabajar en las salas de espera. La puesta en escena gustó y desde entonces, todos los martes por la mañana reali
zan actividades en varios sectores.

“Nosotros trabajamos para toda la familia. Somos una organización chiquita que se mueve a veces con falta de formación dentro del tercer sector pero con ganas de aprender de todo esto por el simple hecho de que ver a las mamás y a los chicos sonreír es impagable. Es muy gratificante saber que les estás alivianando la espera”. Así definió Esteban Sansone, en diálogo con AUNO – Tercer Sector, la actividad que comenzaron hace más de un año y que hoy busca fondos para trabajar durante más días en la semana.

Justamente, el hecho de que trabajen un solo día, tiene que ver con el eterno problema de las OSC recién nacidas: La falta de fondos. “Necesitamos de la ayuda de más empresas porque no creemos en el voluntariado. En algún momento esto se termina y está bien que así sea. Creemos que esto tiene que ser formalizado y profesionalizado para perdurar en el tiempo”, reconoció Sansone.

El problema de los fondos en un punto común de todas las asociaciones, pero en el caso de Alegría Intensiva, los clowns se chocan con otro problema: el vínculo est
ablecido con los niños. En la mayoría de los casos intentan no saber tanto sobre las enfermedades, para no afectar el trabajo, ni el estado emocional de los artistas, porque de ser así el espectáculo y lo que se transmite no tiene el mismo resultado. Por estas cuestiones, el director de Salud Mental del hospital se reúne una vez al mes con ellos, para brindarles apoyo.

Los miembros de Alegría Intensiva reconocen que su trabajo siempre está dirigido a los más chicos porque “son los únicos que siempre tienen ganas de jugar. No importa su estado, es una necesidad propia de la infancia, cosa que no pasa con todos los adultos”.

Actualmente los cinco actores que componen la OSC ensayan una obra teatral que piensan estrenar en las próximas vacaciones de invierno, con el objetivo de recaudar fondos destinados a sustentar la estructura de la asociación y exp
andir su trabajo.

Sobre el camino recorrido y casi como un llamado a la reflexión, Sansone recordó cuando les preguntaron por qué hacían ese trabajo. A la inquietud, él contestó con un “¿Por qué no?’”. Y de eso se trata: de tomar la iniciativa y poner manos a la obra.


Cómo contactarse
Web: www.alegriaintensiva.org.ar
Luciana Mantero (prensa de Alegría Intensiva)
Tel: 154-029-6606


Publicado en la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (Auno) http://www.auno.org.ar/leer.php/5593


2/12/2009


Pequeñas historias, grandes sentimientos



La recorrida por el hospital siempre deja nuevas historias, nuevos desafíos y nuevas esperanzas. Cada martes los clowns de Alegría Intensiva se encuentran con familias que ya conocían, y con las nuevas, esas que los llevan a la tarea de conquistar sonrisas.

Frente a ese fin se vieron las doctoras Marta y Stacatta, y el doctor Ritten una mañana de martes; cuando les tocó entrar a la habitación del CIM 32 (la unidad de cuidados intensivos y moderados). Allí se encontraban Manuel y su familia.

Como en cada sala, los clowns iniciaron su rutina, esta vez con la ayuda de la guitarra al mando de Stacatta y las voces de Marta y Ritten. Al comienzo interpretaron temas a pedido de la familia que disfrutaba del mini concierto. Pero la sorpresa se dio al finalizar el primer tema.

El papá de Manuel le pidió la guitarra a Stacatta y los roles se invirtieron: ahora los clowns formaban parte del pequeño público que disfrutó de zamba chamamé y canciones melódicas. Esa interacción fue una verdadera sorpresa para todos.

Para finalizar con el show, el papá de Manuel tocó “Zamba de mi esperanza” e invitó a todos a cantar. Esa mañana fue realmente especial porque los clowns recibieron el cariño de la familia y el reconocimiento por la tarea que realizan. El papá de Manuel agradeció y expresó: “Es mi forma de agradecerles el trabajo que hacen y la alegría que nos brindan cada día".
Publicado en Auno - Tercer Sector http://www.auno.org.ar/leer.php/5592.


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